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martes, 28 de octubre de 2008

El Seattle Grace vuelve



Si no se os ocurre qué hacer un martes por la noche después de cenar, yo tengo un plan: Anatomia de Grey. Sí, puede parecer otra de esas series americanas, irreales, falsas, con finales previsibles... de hecho, lo es. Digamos que es una especie de Hospital Central a lo americano. Para los que no la hayáis visto nunca, o no sepáis de que va, podríamos resumirla como las vidas de unos residentes de medicina en uno de los hospitales más prestigiosos. Las idas y venidas de seis futuros médicos (aunque según se suceden las temporadas unos personajes aparecen y otros desaparecen).

Empezó en La Fox, como casi todas las series, y pronto Cuatro decidió emitirla también. A estas alturas la emiten casi a la vez, pues el domingo se estrenó aquí en España (en La Fox) el primer capítulo de la quinta temporada; y esta noche se ha estrenado en Cuatro.

Como era de esperar, los líos amorosos, los accidentes múltiples, las operaciones imposibles, los pobres pacientes, los errores y ese toque de humor han seguido siendo los puntos fuertes de la serie. Aunque, no sólo eso es lo que llama la atención: ¿Alguna vez habéis ido al médico y os ha atendido un doctor como Dereck Shepherd? Porque a mí no y la verdad es que no me importaría. Y es que los médicos del Seattle Grace no se pueden encontrar en cualquier parte, eso desde luego.

No es una serie diferente, ni hace crítica social, ni es revolucionaria bajo ningún aspecto. Es una serie más, de entretenimiento puro y duro. Para llorar, reír o sufrir viendo operaciones sangrientas, rupturas y reconciliaciones, e ilusionarse un poco más con los finales felices. Nada transcendental ni, mucho menos, de interés cultural, sólo una serie de ficción que engancha por sus líos de faldas.

Os recomiendo, si os gustan las comedias románticas, que le echéis un vistazo aunque sea. De verdad, entretiene y, además, engancha.




sábado, 25 de octubre de 2008

Pinceladas rosadas



Resulta sorprendente (y definitivamente decepcionante) que un niño de 5 años conozca antes quién es la Duquesa de Alba que Heidi. Tiene gracia, y parecería una broma graciosa, pero es verdad que miles de niños se tragan los líos amorosos y los enrredos judiciales del famoseo que vende su vida como una ficción a la que la infancia se está sumando con mayor agrado que a las aventuras de Mickey o los Lunnis.Esta dura realidad me estampaba en la cara cuando vi a mi prima este viernes viendo el ¿Dónde estás Corazón?, el famoso programa dirigido por Jaime Cantizano y custodiado por un equipo de periodistas que en la mayoría de veces se convierten en los verdaderos protagonistas de la sesión semanal del “coraçao”. Con la excusa de ver a ese "nene guapo" (refiriéndose a Cantizano, porque la niña será pequeña pero no tonta) la chiquilla ahí estaba en babia con las nuevas aventuras de Julían Muñoz fuera del trullo.Verdaderamente estos programas tienen algo que nos enganchan: llámenlo morbo o que simplemente somos unos cotillas, pero hay que admitirlo. Enganchan.Como teleadicta y fielmente comprometida con la causa de hacer reflexionar (y espero que también reir un poco) a nuestro "bloglectores", este viernes acompañé a mi prima en el sofá para ver qué es lo que se cocía últimamente en el "mundo rosa".Aquel joven (y guapetón) sevillano, ex-concursante de OT, Manu Tenorio, es ahora un hombre felizmente casado; el veterano torero (o eso creo) Jaime Ostos se ha visto clandestinamente con su hija ilegítima (tan en secreto que todos nos hemos enterado); y Antonio Morales, más conocido como Junior (aunque ya no está tan junior el hombre) se mostraba a “corazón abierto” como la exclusiva del programa, enfrentándose a las típicas y tan tópicas preguntas "¿cómo te encuentras?" (pues cómo se va ha encontrar si se le a muerto la mujer!).

Pero lo verdaderamente interesante del programa no es tan solo su contenido, sino la verdadera contienda sensacionalista que se pone en escena. Desde las profundas investigaciones periodísticas de María Patiño, hasta la isabelpantojista Chelo García Cortés, los periodistas (o así se hacen llamar) consiguen su propósito de esclarecer la verdad de los casos más “controvertidos”. El pobre Antonio David (que de pobre ya no tiene tanto, pues la saca le pesa) fue la víctima este viernes: entra en plató con un aire mixto de seguridad y chulería, se sienta con la sonrisa un hombre autorrealizado (cualquiera no es afortunado de poder contar sus peripecias matrimoniales con Rociíto), y sale de la escena con la nueva falsa sonrisa del “aguanta, aguanta, que esto ya se acaba”, dejando atrás los abucheos del público y a los orgullosos periodistas que ven realizada su tarea social de informar al público: “Señores, Antonio David es un cara dura y un aprovechado” (no lo sabía, gracias).

En fin, telespectadores, una mezcla de información interesante de la crónica social y de espectáculo son la esencia de este ¿Dónde estás Corazón?, que, como producto cultural, ya ve cumplido su fin social contentándonos con la presencia del joven Cantizano.

miércoles, 22 de octubre de 2008

El karaoke televisivo

Estoy segura que alguna os habéis atrevido a cantar delante de familiares, amigos o compañeros. Para ser sincera yo confesaré que sí lo he hecho, en un bar de Aragón concretamente y con la canción que dice así: Eres la reina del pop...tururú... Es de la Oreja de Van Gogh (por si a alguien no le suena) y, evidentemente, Amaia a mi lado no tiene nada que hacer.

También recuerdo con mucha ternura las típicas comidas familiares delante de la televisión siguiendo, con el micrófono en la mano, las frases de colores de la pantalla gracias a las cintas de karaoke de los años 80. Bailes, gallitos, desafines... todo esta permitido.

El caso es que desde hace tiempo, cuando termino de cenar, me trago enterito un programa de Antena 3 que me recuerda mucho a estos momentos tan familiares: "Al pie de la letra". Javier Estrada es el encargado de conseguir que, por grupos, los concursantes pierdan la vergüenza y demuestren todo el talento que tienen cantando trozos de canciones. No es fácil, en realidad. Son canciones de todos los estilos (aunque en su mayoría se trata de Pop Español) y las diferentes pruebas tienen como objetivo demostrar cual de los dos grupos sabe mejor las letras de las canciones. El premio es, como en todos los concursos, dinero. Si el grupo que sobrevive consigue pasar la prueba final se lo lleva; si no, vuelve al día siguiente.

Quienes empiezan las canciones y dan el toque de "glamour" al programa con una voz angelical (o eso se supone) son los ex concursantes de Operación Triunfo (sí, yo también he caído en que OT es de Telecinco, pero bueno). Más de un triunfito se ha prestado a poner la letra a las canciones que los concursante deben terminar, completar, etc.; según la prueba. Por lo visto no todos los que aparecen en OT triunfan y tienen que conformarse con cantar canciones de otros en un concurso de karaoke, qué cosa más extraña, ¿no?

Este verano se pusieron de moda este tipo de concursos de karaoke. A la gente le gusta ver como otros se ponen en ridículo. ¡Ojo! Hay algunos que cantan bastante bien, aunque, para ser sinceros, no es la mayoría. En realidad, no puedo negar que yo soy la primera que se entristece cuando los concursantes se equivocan de letra y que lo celebra cuando lo aciertan.

El caso es que he decidido empezar hablando de él porque me parece un programa entretenido, para pasar un rato divertido recordando canciones o cantando en casa. Quizá es un poco monótono, pero me parece que es el único que ha sobrevivido de todos los que aparecieron en verano. Aquí os dejo un vídeo con un trocito del programa, para que os hagáis una idea:

"Al pie de la letra"

lunes, 20 de octubre de 2008

¡A la carga!



Aquí estamos. Listas para empezar con las tortas a la caja tonta. Como siempre que se empieza un proyecto, estamos llenas de ilusión, de ideas, de críticas. Sobre todo, tenemos ganas de analizar un medio que forma parte de todas las casas de hoy (o la gran mayoría).

Así nos presentamos las teleadictas: Charo y Cris. Que nos sacrificaremos por ti y pasaremos horas y horas sentadas en el sofá viendo la televisión (toda la que seamos capaces de ver) para acercarte, un poco más si cabe, a este mundo; y, bajo nuestra humilde opinión, decirte qué vale la pena y qué no.

Con tu ayuda y tus ideas también (¿por qué no?), vamos a poner sobre la mesa lo bueno y lo malo de esa pequeña pantalla que nos tiene absortos.