Las tertulias del guirigay

Cada uno de los programas matinales acostumbran a ofrecernos las tertulias políticas, en medio de los contenidos de “sociedad” (el eufemismo moderno para referirse a la prensa del cotilleo”) y de la crónica de sucesos (el otro eufemismo que hace referencia a la sangre, el dinero y el sexo como los elementos del morbo que mantiene las audiencias).

Se llaman tertulias, como eufemismo (la televisión está llena de esto), porque son “batallas campales”. Los periodistas, colocados estratégicamente para la lucha del juego verbal, se enzarzan en una batalla llena de demagogias, ambigüedades y alguna que otra refutación convincente y bien argumentada. Si vuestra curiosidad os lleva a ponerse delante de la tele y escucharlos a cada uno de ellos comprenderán que el eufemismo llega todavía más lejos.

Sus bocas se llenan de palabras: democracia, soberanía popular, representación ciudadana. Sus palabras caen en saco roto cuando vemos cómo actúan. No se respetan los turnos de palabra y se mueven por intereses de ideología y de partido. Asumen un papel que no tienen: el de periodista no se puede confundir con el de estas personas.
Es cierto que existen excepciones, pero pierdan cinco minutos en oírlos. Merece la pena tan solo porque podamos pensar en democracia.