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domingo, 9 de noviembre de 2008

Dignidad en venta



Llevo tiempo queriendo hablar sobre este programa. ¡Qué digo hablar! Despotricar quedaría mucho mejor. Lo he visto más de una vez, para confirmar que realmente estaba viendo lo que me parecía. Nunca lo he llegado a ver terminar, demasiado para mí. Supongo, o más bien espero, que lo que es audiencia tenga poca, sino entraría en depresión; pensar que puede haber gente dispuesta a ver eso... me indigna, nunca mejor dicho.


¿De qué programa estoy hablando? De El juego de tu vida. ¿Nombre interesante? En absoluto. ¿Programa interesante? Menos todavía. Emma García, la reina de las tardes de Telecinco, se dedica desde hace un tiempo a humillar (porque no se puede utilizar otra palabra) a los concursantes que, según la web, se pelean por ir: más de un millar de personas (¡ohhh!). Pero, ¿qué buscan estos concursantes? Yo os lo diré: DINERO, 100000 euros, para ser exactos.

Este maravillosísimo programa que, como podéis ver os animo a ver, consiste en preguntar a los concursantes aspectos de su vida íntima. Y cuando digo íntima, es porque es muy íntima. Se sientan allí los pobres, ante una encantadora Emma García que les degrada delante de familiares, amigos y, por supuesto, telespectadores. El objetivo: vender tu dignidad por un poco de dinero (a veces, por nada). El concursante debe contestar a 21 preguntas sobre su vida diciendo la verdad o se va a casa con las manos vacías y sin autoestima.


El polígrafo, señores, que está de moda. Preguntas sobre tus gustos sexuales, tus peores acciones, tus engaños, tus mentiras... Todos los trapos sucios que puedan sacarte, se exponen ante todos los que ven el programa (que espero sean pocos). ¡Y hay gente que va! No sé que me sorprende más, que exista un programa así o que haya gente dispuesta a venderse de una forma tan triste.


Creo, sinceramente, que programas como este ofenden. Aquí me quejo y me desahogo porque no puedo entender que se juegue tan a la ligera con las vidas de las personas. Quizá vuelvo a hablar sobre él porque, de verdad, que me enciende.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí no sé si me es menos entendible el hecho de que haya gente que quiera ir, cómo la excitación que le provoca a la gente el que dos desconocidos cuenten que se han puesto los cuernos o que se masturban en el lugar de trabajo.

Más aún me cuesta entender cómo el polígrafo (o detector de mentiras, según la cadena) se ha convertido en el nuevo ser supremo, capaz de poner en duda hasta las pruebas más evidentes. ¿Qué mas da lo que diga alguien? Si el poligrafo dice que miente, miente; y da igual lo que diga el resto del universo.

La dignidad, hace tiempo que se puso a la venta. Cualquier programa es bueno para contar tu vida más íntima. Y sino, simplemente hay que hacer un poco de zapping y pararse ante cualquier entervista a un famoso.

La gente menos mediática, hace tiempo que también tiene su hueco en las pantallas: el diario de patricia o gran hermano son dos ejemplos.

En fin, soy capaz de entender que por dinero la gente haga cualquier cosa. Por suerte o por desgracia, el dinero es el que manda, y para algunos se ve que es algo más que eso. Lo que habría que preguntarse es qué atrae a la gente a ver programas donde la gente se muestra "tal y como es".

Anónimo dijo...

Simplemente... VERGONZOSO. Este pais da asco en ciertas cosas

Anónimo dijo...

Yo no sé si la gente se muestra tal como es realmente. Cuánto más rídiculo eres parece que más se te valora en nuestra televisión.

El truco está en ser el más tonto de todos los tontos.